Graciela habla por teléfono con Moni.Graciela:
Moni, ayer fui a ver a Madonna. Que bárbaro che, vieras la figura que tiene. Se nota que los gringos no comen cualquier cosa. Yo estaba muy nerviosa, no tengo edad para el rock, pero fui igual. Solcito se ganó dos entradas por la radio y me dijo: “voy con una amiga mami, con Renata” y yo le dije: “de ninguna manera, usted va con su mamá, en River hay mucha gente y está lleno de buitres”… A la nena sola a un recital de Madonna no, si le pasa algo después que le digo al padre… decime Moni, ¿qué le digo?... Así que le pedí una remera prestada y me fui con ella… (Ríe) Me hubieras visto, yo era como una fan, que divertido, nos compramos una bandanas en la entrada que decían Madonna la reina del pop en flúor… Por suerte teníamos una platea regia. Igual yo a Madonna la veía como a un puntito, como a una estrellita lejana, igual veía todo por la pantalla gigante… Que pantalla, vieras que pantalla… Yo estuve todo el tiempo parada gritando Madonna como una boluda… un nerviosismo… y bueno, es la energía de la gente que te provoca tanto sentimiento repentino… Cuanta chiquilina enloquecida… Enloquecida Moni… Yo le decía a Sol: ¿y los padres de todas éstas chicas? ¿Dónde están los padres?
Moni
Ni idea...
Graciela
Igual a Sol le reventó que yo la acompañe, quería ir con Renata… Mirá si la voy a dejar ir con la gorda esa… Desde el día que me enteré que Renata abortó le dije: “Vos a Renata no te acercás más, yo te puse Sol para que brilles pelotuda”. Igual con lo de Madonna me di cuenta que Solcito escucha música bastante alegre… Cuando ella no está, y logro entrarle al cuarto, veo todo oscuro e iluminado por la pantalla de la tele y esa computadora que no la apaga nunca; a mí me agarran unos nervios que entro y le abro todas las ventanas, le baldeo los pisos, le tiro perfumes que ya no uso y le prendo velitas… Igual Madonna bárbara, una cantante excepcional, una artista, una artista Moni… En un momento ella cantó la canción que, en su momento, cantó Evita Perón… digo en la película, la versión poética de Evita… yo no vi la película, pero dicen que cuando la ves se te pone la piel de gallina… La cosa es que Madonna agarró una guitarra, respiró hondo y empezó a cantar “no llores por mí argentina”… Y me hizo llorar… sí… En el fondo esa canción me toca como a cualquier argentina. Yo creo que en un momento Madonna se emocionó, pero siguió cantando igual. Esa canción es un himno a la mujer, y te podés imaginar que cantada por esa esfinge es mucho más linda… Ay la verdad, es que no se porque me cayó tan bien Madonna…
Después del recital tomé una decisión: yo en otra vida quiero ser alguien así… Ser estrella, casarme, divorciarme, ser famosa, que la gente me reconozca, que canten mis canciones, que lindo… me doy cuenta que después de esa noche entiendo un poco más a Sol.
Cuando salimos del estadio, en la parada del colectivo, le digo a Sol: “Hija, hoy tomamos nuestra primera comunión juntas, ahora somos madre, hija y amigas”… Ella jugando con las moneditas del colectivo me dijo, “Mirá mamá, me acabo de dar cuenta que a mí Madonna ya no me gusta más, ahora que la veo en vivo me pareció una vieja chota que se hace la pandeja con shorsitos y tacos”. Que zorra la pendeja, me dieron unas ganas de darle una cachetada… Pero bueno, respiré ondo y pensé: ya es grande. Igual no me guardé lo que tenía para decirle y se lo dije: “Sol, hija, hasta acá llego yo”, me di media vuelta y hace una semana que no le dirijo la palabra.